We’ve updated our Terms of Use to reflect our new entity name and address. You can review the changes here.
We’ve updated our Terms of Use. You can review the changes here.

Itinerarios (antolog​í​a, poes​í​a y desencanto)

by Vito & Acid Lemon

/
  • Streaming + Download

    Includes high-quality download in MP3, FLAC and more. Paying supporters also get unlimited streaming via the free Bandcamp app.
    Purchasable with gift card

      name your price

     

1.
Es una acacia flotando en el mar, o una mirada cortando la niebla, contar los pasos y no caminar, repartir el frío cuando el cuerpo tiembla... Dirigir el alma hacia ningún lugar, despertar de día en una vía muerta, recogerlo todo y volver a empezar, porque queda noche detrás de la puerta y... estoy de vuelta de cualquier hogar, tengo la vida y la muerte resuelta; sólo es amor lo que salgo a buscar cuando me tiende una mano desierta. He sido hermano, lejano y vulgar, de cualquier loco de boca en oferta; esa es la historia que vengo a contar: la de los barcos carentes de orquesta.
2.
Espero que no te importe, que no puedo volver: he perdido el pasaporte, se ha inundado el taller. Fue por no retroceder ceder terreno, si anoche te vi en el norte, y bueno, ya veo que has llegado antes... Creo que hemos dejado lo de hoy para ayer, otro capítulo por reponer, tú enciéndeme y a ver qué ponen... Me subí al tren sin moverme del andén, la duda ofende siempre, suerte que nos queda bien. Cuando me atiende, tiende la ropa a mi sol; no me avisó de mi rol, si lo sé improviso, o me quedo en casa y paso, caliento la sopa y caso omiso, que tanto me pisa y tanto me quiso... ¡Va con prisa! ¿Me hablas de vender el alma a peso? Yo sé lo que es eso: rascar hasta dar con el hueso. La jaula del preso que implora: por media hora de amor o demora no verá la aurora. Porque añora el mar el pez en el vaso, si algunos días cuento tres ocasos, hoy no es el caso... Que yo si estoy, pues estoy de paso, cuando parte mi tren con retraso. Leyendo el libro que me regaló: sonó el silbato, cambió de marco, me dejó un cuadro, pero a mi imagen que por poco ladro. Que el mundo lleva un velo yo lo tengo claro, no sé el color ni sé la talla, pero sale caro... ¿La valentía se mide en medallas? Vaya... ¡No hay minerales para estas agallas, oye! Vale que vaya a buscarla y puede que me esté esperando, duele decir lo que calla y suele quedarse en mi bando. Y yo ando con la mirada tan desconocida... ¡¿Cómo puedes tener hambre de tanta ambrosía?! ¿No quedan libros suficientes en la estantería? O algo pendiente, diría... Solía gritar que vengo con el alma muda, y lo mantengo; qué bueno que nunca me entiendo, y qué bien me miento, ¿no? No sé probar el fruto y no morder la piel o no mancharme cuando sabe a miel... Desde este asiento, paseo un desaliento extravagante... ¿Cómo sería yo si estuvieses delante? Puede que te viera y tuviera bastante, de las calderas de carbón al vagón restaurante.
3.
¿Cuánto falta? ¿Cuánto queda? Y el niño que no espera... ¡Acelera! Nos queda mucha noche y carretera. Dale el juguete que quiera, que se entretenga y acabe ya con la llorera, que cuente palmeras.. . Cuando fuera nos persiguen con galeras, alfombras a la sombra de mi vera, mi bandera creo recordar que era: en verano levantar un altar a la primavera, no la hoguera de una playa... ¡Vaya, que no se calla, no hay manera! Está trepando alto, casi salto la frontera de mí mismo por su culpa y joder si abulta el egoísmo, a veces cuando actúa el dualismo en mis montañas de retiro espiritual, derretido de rodillas al portal. Será la pregunta del final: que si bien, que si mal; que si tal, que si cual; que si Tāj o Mahal... ¡Qué bajón! El palacio parece un panteón, ahora cambia de canción, vuelve a pintar la fachada. Cada vez que muerde la mano cose un botón o me abrocha el cinturón... ¿Cuánto va a durar el metejón? Me dejó al volante, contando un cuento, ¡pero qué singular es su soñar de cauce lento! Mi trampa, mi Pampa y mi acento, cuando me presento en tu casa ausente y lo siento... ¿Ah sí? ¿A ti quién te enseñó a mentir? No, no pienso discutir, contigo no sale a cuenta, si eres la versión inversa de la que uno se piensa, ya estuve triste y manso y no es una ofensa, pibe... ¿Estás cansado de este dictado? ¿Puedes continuar con la otra mano? ¿Quieres cabalgar solo este llano o vamos juntos? ¿Te gusto así de complicado? ¿Lo fácil no da resultado? Te pregunto: ¿Estás cansado? ¿Te gusta el prado? ¿Cómo se ve el mundo aquí sentado? ¿Es la misma luna cuando brilla por tu lado? «¡Claro!» Por fortuna a medianoche habrá caído en mi tejado... Y yo estaré a un silencio de distancia, por lo menos, sé que no sabemos valorar lo que perdemos o añorar lo que no fuimos, te sobra un remo y falta un camino de agua y de vino y todo es veneno. Pero bueno, adelante vamos con el tanque lleno si no nos delata el desatino en pleno viaje y freno. Tu saber será ajeno al truco del mago hasta que salte al lago o gire en el tramo y haga un amago, y luego: mentiremos y diremos que es un juego, en cada bloque de hielo, por cada nave que quemo; son todos los fuegos mi fuego con la leve sensación de abrazar el desapego, ¡pero sigo! Porque no sabes dónde estamos voy tranquilo. No me has preguntado ni si vamos o venimos y ya que no has hablado del destino, se hace mejor el camino: trashumante y submarino… Ahora que estás dormido es cuando ella sube, ahora que amanece y parece que dude... ¡Mira cómo duerme el sueño que tuve! Sigue buscándole forma a una n
4.
Va con un whisky on the rocks y un cigarro en la boca, siempre joven, con el rostro de otras épocas. Se torna poesía lo que toca... ¡Bendita loca! No la viste, ella viste a la ropa. La misma copa con distinto licor, el mismo cuadro va cambiando el color; ¿Me besó o disparó a quemarropa? Hay una orquesta en el vagón y está en su boca... ¿Quién le toca? ¿Quién le baila? ¿Quién la espera en la estación? Dicen «corten» y «acción», pero está en otro plano. Temprano, sincera, escribe siempre tu guión en vano. No quisiste y ahora no hay otra opción, me temo. Nunca insiste, el que juega soy yo y me quemo. Suena a chiste porque nunca tomé su mano, tanto, tanto... ella se llevó todo mi campo, el cielo y la tierra, la paz y la guerra… Las manos y los ojos que me entierran, así se cierra
5.
En el espejo mis ojos son un portal, del otro lado hay un lago donde me baña un sol meridional. Sale la luna al final, me habla de dunas y sal... ¡Sofía santa, a ti te canta cualquier animal! Ya hemos llegado, esta es la puerta del hostal. Estoy al lado por si tal, igual te mando una postal... Yo que perdí las llaves de nuestro hospital: unas haciéndome el muerto y otras tan vital... Cuando me acuerdo me suelo enredar, si no recuerdo mal nací en el puerto, el viento de mi mal trajo desierto al arrabal. Es una excusa, Medusa, tu don bizarro... ¡Quédate la piedra, lluéveme, vuélveme barro! Más corres, más pedaleo, más socorro, más deseo... y se me ocurre en lo que transcurre un pestañeo. ¿En tu aurora bailan solas amapolas? Yo te creo. ¿Me devoras ahora o mejor a la hora del recreo? Pero creo que ya no estás en los libros que leo, o no te veo, está difícil con este mareo; estalactitas que palpitan con el tambaleo, cuando gritan dejo que derritan mi liceo. Amor por correspondencia o por sorteo, como ciencia o como trofeo, suena igual de feo... No entiende mi nube hasta que sube, recuerdo alguna gris en la que estuve, mi soledad habla en hebreo... Hay algo de verde en mis ojos porque ella me lo dijo, en su mirada ajena mi escondrijo. Sé que es mi cama porque no la elijo; sé que si llama acaba en drama fijo: ella hecha un Sáhara y yo un amasijo. Virgen de la paz y el regocijo: cuida de mi madre y de sus hijos... Dale pan al pobre y hambre al rico, aunque sea por un rato, y al gato la luna de arrabales y arrebatos que pide a gritos, yo a alguno le recito el amanecer en verso hasta que empieza y me derrito... Llega por donde esperaba, pero no sabe a nada. Se va donde lo buscaba y lo malo es que acaba demasiado pronto... Un clavo más y me desmonto, ¡Este frío, si es el mío, yo lo afronto! Demasiado pronto. Un clavo más y me dispongo a romper la carta y cambiar de as
6.
He perdido las maletas que jamás abrí. He vendido conclusiones que dejan lugar para resolvernos antes de partir o salir corriendo antes de llegar... Y sé que miras pero cuesta, más por el silencio que por la respuesta, dejando atrás nuestra condescendencia; hoy puedo caminar sin encontrarme y ya he llorado antes... antes de armarme de paciencia. Fue la promesa de otro invierno sin ti, por no saber si contabas conmigo... Hacer camino y desdecirme de decirte que te quise, que nunca lo hice, pero entonces parecía fácil ser feliz. Vuelvo a perderme en la espiral que dibujan tus labios. Vuelvo a tu historia sin creerme el decorado y el guión sigue siendo improvisado, y el control de este vagón lo retiene tu septiembre, los fantasmas del pasado... Si pasado un tiempo vuelves y he cambiado, estoy bailando en el tejado un tango con mis dudas. Vivo alejado de mi ciudad porque es la tuya, lancé los dados para cuando huyas o suene Matilde Urbach, y no sepas ni a quién le escribo y me descubras gritando en el desierto de tus dudas; en cualquier otro infinito que no sea el nuestro. En cualquier otro delito que mis versos, otro supuesto. Por cada última primera vez dejando pasar trenes, durmiendo con miedo a que el tiempo pase... Perdiendo los papeles, dejándome tú en jaque y yo sin equipaje en este viaje de ida y vuelta en órbitas lunares; que si cambio ahora de planes no es por ti, pero me asusta descubrir que hay otro lado en esta luna. Y joder, ya sé que miras pero cuesta decidir, más por el silencio que por tu locura... A estas alturas, no sé si recordarte o recorrerte; fue suerte, arrojaba monedas a mi fuente. Bajábamos en la misma parada cada viernes, allí la conocí, me enamoré al día siguiente... ¡El mundo es un desastre y qué suerte que me entiendes! Tiendes a idealizarme estando ausente y me vas salvando así, casi parece un accidente latente y oportuno, algunos ven a Neptuno y no a su tridente. De momento, todas estas hojas son del viento. Me lo dijo un hombre que escapó al yugo del tiempo... Estaba muerto de por vida, ¡de ese puerto no hay salida! Silbaba una canción que me sonaba a despedida. Del desierto a la arboleda me verás, cabizbajo en las veredas, con una sombra detrás y no es la mía. Quedan afluentes todavía: flores que nacen de noche y luces que me hacen de guía... Cambiamos de vagones y de vía; tu canción es poesía, me devora la utopía en ella. Te debía la mitad de nuestros días, me guiña un ojo el mar cuando destella... y ahora que brilla, estoy acercándome a la orilla con media botella y osos polares siguiendo una estrella. Me he conocido en los hoteles sin reparo: ruinas circulares al amparo de la luz de un faro. ¡Y tú tan rota para un descosido! Es el amor con su desvarío, ahora te canta el mío. Tiré los dados a un acantilado... ¿Cómo me dejo dejarme de lado cuando no te has ido? He vendido los relojes antes de partir. He llegado a conclusiones que dejan lugar para resolver tu jaque de reina y alfil o salir corriendo y volver a jugar. He perdido las maletas antes de llegar. Llevo las llaves de las puertas que jamás abrí. Hay una luz que me dibuja debajo del mar, arrancándole una flor a mi Ciudad
7.
La primera noche en la ciudad nos quedamos encerrados: yo leyendo, tú fumabas a mi lado; hacía frío dentro, había nieve en el tejado, en la República Oriental de los lugares en los que no he estado... Sonó el teléfono, no contestamos. Nos llamaron por el nombre equivocado. El último capítulo y nos acostamos. Somos la misma flor en distinto ramo; la misma lluvia en distinta cama, la misma arruga en el pijama, botones, colores y dramas... No todo es humo, ¿te sirvo el zumo? No quedan diamantes para el desayuno. El mismo acorde en mi menor en otro pentagrama, que a lo mejor mejora, amor, a lo mejor mañana... Vivimos el mismo día seis veces a la semana, al séptimo escapó por la ventana. Yo me quedé callado, rebuscando en el bolsillo un muro de ladrillos, que te vi perdiendo el brillo... Recapacité, la perseguí, salí al pasillo: cuando no la vi, me revolví y casi me pillo el alma con la puerta soñándola despierta, ¡qué despiste! No es de las que se quedan a rodar un final triste. Pero eso ya lo viste, y era el preámbulo; no estás en el vestíbulo, yo debo andar sonámbulo. Y deambulando por la calle haciendo malabares, reabre el caso que a mi paso van cerrando bares. Iré llamando a la puerta de tus lunares; ayer de día se me hacían similares... Silogismo, olvido acelerado previo pago, ser yo mismo nunca había sido complicado, y ahora pienso: la ciudad es grande, requiere su tiempo... Personalidad en dualidades sin consenso. En soledad te busco y cuando te encuentro, me adentro en los soportales que regento y levito; por cada vibración del universo que he sentido y he descrito ya te he escrito el infinito en verso... Si las bicicletas son para el verano, deja de rodar en vano, acércate y dame tu mano. Vi nuestra estancia en plano secuencia, y ahora mi causa y tu consecuencia es un baile urbano... Estoy soñando en un lugar lejano, en otra almohada, después de la nevada, que desde temprano me he destinado a los amores ambulantes; ya he sido amante de un jardín colgante. Con ella, hemos dormido en un museo y hemos visto la noche caer del cielo a la tierra, son los ecos que quedan de ayer. Nada que hacer, si todo lo que me ofrecía en el candor de mi mirada se desvanecía... Yo que nunca he hablado de mi juventud, porque queda un viejo llevando mi cruz y un alud de luces tibias... Es por desamor o por desidia salir a buscarte en cada orquídea de Venus a Marte. No sé si recorrerte o recordarte; volver a verte o volverte arte; pintar de azul un punto aparte... si aparte, ya fuimos lu
8.
Entrando por la puerta de la catedral, está llena de goteras, parece el final... Me dice: «No te enteras y estamos fatal. Dibújame escaleras, recoge el sedal...» Hemos cruzado la frontera, ha empezado el ritual; una de arena, una de cal: se ha vuelto lo normal, ahora que las calles son ríos y es mío el carnaval; ahora que al menos sonrío, no me preguntes cuál será mi cebo, yo no bebo del Santo Grial... Si me concedo algún deseo en este vendaval, debe ser para no verme triste, ¿o será que existe una mano que me arrastra a otro plano astral? Es harina de otro costal, más fina de lo habitual. Me espera desnuda tras el cristal... Helena santa, a ti te encanta saberte mortal. Sigue lloviendo en mi campo visual; a veces me confunde y se funde la sal... Yo sé cómo termina, y es una señal cuando me mira con los ojos de guerra
9.
La misma noche que se acabó el mundo, bajé a la calle a por tabaco y casi confundo la coma con el punto; al vivo y al difunto. Todo se debe al mismo patrón si va a gusto del conjunto... Y no era su misión la sumisión al bulto, bajando entre el tumulto del resto, ni pregunto si van sin rumbo, ¡no queda nada! Sacuden el dolor por la ventana una vez por semana... Suenan campanas: están atacando la ciudad. Qué disparate son los escaparates de la humanidad: vanidad estoica, vanagloria, imperio; napoleónico barrido al tedio... Hoy he venido, partido en menos de dos. Aquí trafican el remedio y la tos; todo son datos. El perro viejo ha perdido el olfato. Se ríe el gato, pero amar la luna no es algo sensato. No queda paz de cartón y economato; sí pasión con colorantes, pastillas relajantes. Haz una bastilla del instante. Guárdate una astilla por si arde, una silla por si llego tarde... El ego es el amigo más cobarde. No debería hacer alarde de este desorden... ¿Buscan el orbe? Lo llevo a bordo. Deja que estorbe que me hago el sordo, tanto que otorgo a las historias que contaban mis antepasados un tono profético, la estética vuelta al mercado; ceremonias de amoníaco y desencuentro: la plaza, la hoguera y la bruja dentro... A modo de espionaje me he acercado al altercado, me han dejado algún mensaje y me he dejado así de flaco porque es un atraco lo que quieren vendernos, loco. No veo mesías, sí una cruz bajo la luz del foco. «¡Escápate de aquí!», me grita un maniquí: «Medita si tu vida necesita un cambio de matriz...» De raíz, ¡qué mala peli y buena actriz! ¡Por favor, qué buen sabor deja una cicatriz! Al final, de cajón: no tropieza un escalón; otra pieza de la misma colección, ¡qué ración doble! Me escapé de la fe y del redoble del caminar innoble y me fui bailando un pasodoble... entre un desfile de máquinas y proyectiles: son engranajes de homenaje a las bajas civiles, y ya van miles. De este lado no hay sorpresa ni es notícia: no hay justicia que no las apile... ¿Ellos siguen al líder? Me barrerá el escombro... Que yo no persigo una sombra ni la llevo al hombro. No tengo nombre ni tumba, en rotundo, bajaba la avenida dando tumbos de lado a lado... Trémulo y desconectado; fugitivo y refugiado de alguno que sube al estrado. Hemos crecido sin acuse ni recibo del abuso corrosivo; muros de acoso y derribo, y que no dejan síntoma sin moraleja: debes pintar el dolor, cambiar el color de tu reja; mecanizados en la queja, pero queda una cadena de montaje para cada oveja; una despedida y un paso a nivel, pájaros que gritan cuando mojan sus alas en fuel, y van cayendo en picado a mis pies... he regalado mis ojos a un cuervo, y recuerdo que después me miran del revés, si hay un fulgor amarillo van de la cocina al salón, y ahora que canta el grillo pensé en coserme el agujero del bolsillo pero la moral no colabora al amor al dinero. De sangre hay un reguero. Yo sé por qué se vierte, también a quién divierte; tienen el mundo entero bajo su yugo. Destapa la cara del verdugo, se esconde entre las sábanas que arrugo... Que si me fugo no será de día, tengo corazón y el alma en rebeldía; cortesía y paradojas. En cualquier estación se me deshojan las manos que me empujan; me dibujan un reloj en hora. La misma noche que se acabó el mundo: a las tres en punto, me vi subiendo solo una escalera... Parece un palacio y es una condena: el desierto de los niños que comen
10.
Ahora que vuelvo a la cama sin ti, creo estar viendo el desierto de Atacama lloviendo gotas de viento. Gracias a la Pachamama por los alimentos y el amor que nos derrama de la rama al pavimento. Te entiendo, que es un intento y nada más; luego dirás que no caben más aves aquí dentro. A mi mano van volando más de ciento si te escribo, y cuando despierto me han llevado hasta su nido. Tomo asiento. He estado dormido tanto tiempo, aprendiendo a morder el remordimiento, que se me hace extraño... Hacerme daño lo conviertes en un arte, y yo debería dejar de dejarte. Alejarme del mundo, volver a mi planetario; cambiar el asunto, el destinatario. Es evidente que no hay remitente, me pregunto si va todo junto: lo claro, lo oscuro, el furor y el llanto... Podría separarte y separarnos en: alegorías, melodías y quebranto. Todavía puedo verme solo al filo del barranco y no saltar: esperaba que vinieras a empujar... Podría separarte y separarnos en: mitología y tu elegía en la que aguardo. Todavía puedo verte sola al filo del barranco, esperando mi salto al vacío... Entretanto, suponte: me quemas como el sol cuando se esconde del frío, el mío ni pregunta ni responde; lo siento aquí en el pecho en cuanto cruza el horizonte. ¡Qué crío! Se está alejando al monte por hastío... Va por mi abuela, mi plaza, mi mayo; y una tormenta en cada rayo cuando callo o me bajo a la calle. Suelo hacer recuento de las gotas que mojan el aire, porque el camino no se elige. Yo que dije: «¡Miguel Ángel, devuélveme las llaves de mi cárcel de mármol!» Raíces que me abrazan bajo el árbol. Pegaso en la autovía a la utopía del Parnaso: sinfonías que rocían el ocaso y mi mausoleo; yo creía estar de paso, de paseo, ha dormitado al raso mi deseo y ahora llegas con las flores que renuncian a la primavera, y yo levanto a tu vera, si no hay manera, columnas blancas, bancos de peces y algún jardín; de entre el hollín, que cuando amanece aparecen. Ahora camino contentado y convencido, aunque haya algunos muertos que parece que vivan dormidos. No será en mí, no son los míos. No ser así, hubiera sido lo más parecido a acomodar el semblante, no ser tajante y coser un vestido de un color semejante al olvido. Y ahora que todavía no te has ido y queda ruido para un canto que inunde de silencio todo el campo... ha florecido y ya he intuido que va todo unido: la luz, la luna, la noche, el tango... Podría separarme y separarnos en: alegorías, melodías y quebranto. Todavía puedo verme solo al filo del barranco y no saltar: esperaba que vinieras a empujar... Podría separarme y separarnos en: filosofías, utopías y amaranto. Todavía puedo verte sola al filo del barranco, esperando mi salto al vacío... Entretanto: antología, poesía y desencanto.
11.
Gotas 02:40
Se te caen las palabras de los ojos. Las gotas que bebo no las escojo. El cielo a tu lado, nublado y rojo, ha durado lo que duran mis enojos: lo justo, o poco menos que el disgusto de no encontrarme si me busco en un cambio brusco. Yo que regué una flor, pinté una calle del mismo color que inundamos el valle... Y ahora ponme un punto de libro (me sabes de memoria), dobla la página, imagina que cambia la historia... Me cubres de gloria, descúbreme el templo. No te sirvo de cruz ni de buen ejemplo. Mi virtud es una luz al tacto. En este remanso de paz, que ves que dejo detrás, antes hubo un impacto; se extinguieron y siguieron sin horario las manos que cosen el calendario. Recoge el inventario que te desordeno, que ha venido un emisario a revisar el pleno y la reliquia del santuario escrito que te lleno, si te lo recito con mi mito de belleza heleno... «¿Y luego?» Y luego el enemigo de la expectativa: no será bueno tanto hambre en la misma barriga... Yo sé que sueno repetido, el ombligo me obliga. Suerte que estoy contigo y me dejas que siga contando hormigas, cuando voy cantándole a la vida, que es un baile, hoy sé que vuelvo tarde, no son los aires de ayer... Queda cielo encima de tu parque, cuando se reparte esperando ver amanecer. Y tú removiendo el café, de la culpa y la fe compartir la custodia. Ni juez ni parte, ni voz cantante; vivir fugaz sin paz ni gloria. Aves rapaces sobrevuelan el tren y sobre el hierro va la carne también; es una serpiente que me abraza y recoge a su paso, tengo que hacerle caso: es un camino que conoce bien... Aquí termina la historia presente, el cruce de vías, la mirada ausente. Temer lo que se ama es un acto prudente, tan exagerado como consecuente
12.
Perdón, perdón... por no venir a despedirme hasta el andén, a cantarte lo que los ojos no ven. A contarte la versión subtitulada: el final era igual, pero ahora no recuerdo cómo acaba... Si total, me llueves de la nube al lagrimal, y recibo de tu parte cada jueves la misma postal. ¿Vas a coserte la herida? Ponte un dedal. A mí me sobra carne y saliva, pon tú la sal y salta a mi mar en calma, a animarme el día o concederme la amnistía de una sopa fría. Vamos lento, hacía tiempo que yacía... ¡Casi por telepatía atrapa mi apatía! La palmera resume el desierto y está cubierto: los humanos han abierto las arenas de su tiempo, y todo ha seguido en movimiento, ¡qué giro tan violento! Le he perdido el hilo al argumento. Me rompen las olas que irrumpen a solas, cambian de lugar mi cama y cambia de color la alcoba. Salpican la mesita y me quitan la ropa; me desahoga eso que hereda y que no roba. Y yo hablándole de amor a una loba; razón la tiene toda, su llanto se parece ahora al ruido que hace nido en cualquier emisora, al latido y al montón de arena que llena mis horas... Si mi soledad fuera inclusiva, inclusive, algo cambiaría: ella sabría que soy un buen pibe. No pude avisarte del declive... No tengo abogado, ni oficio, ni detective. Me persigue, y yo hablándole de vida a una soga. Se percibe que hay un doble fondo en todo lo que escribe... ¿No será tuya la mano que pide? Ya sólo espera donde no reside; me saluda y me despide. Hay alguien que me espera en la estación. Están lloviendo paraguas; son paraguas de cartón bailando al son, y una blusa en el cajón: pasión desierta... Hay alguien que me espera en la estación. Mismo tren, distinto vagón… Tengo que escribirle una canción, pedir perdón, ahora que todo se acaba... Sobrevolando veinte mil pies sobre el fango, se duermen ‘al bies’ si le canto. La misantropía mía es fría si la arranco, deja de hacer turismo en ti mismo. Fui desdibujando un camino de vuelta, ando suelto, con la mirada del que elige y no cambia de bando... Yo dije Pachamama y Guantanamera, por eso mis canciones duelen como la primera vez de todas. Ahí fuera, hay alguien que se fue y alguien que espera; el olvido no tiene frontera. Lo he resuelto, de ese lado nadie ha vuelto, y yo sé hacerme el extranjero de cualquier manera. ¿Cómo escaparemos de la enredadera en la que estamos? Son sólo flores que no tienen ramo... Son colores claros, están por todos lados. Algo me auguran si me curan de acabar ahogado. Y si me apuras seguro que hay un instante, en otro tiempo, en el que tengo aquí delante. Como antes: igual te miento que igual me callo... Qué flores, qué tallo, ¡qué desplante! Ha llovido poco pero semejante. Tú me volviste loco pero fue elegante, y ahora vuela un elefante. ¿Puedes verlo, el final del túnel? La necesidad presume en libros que no se resumen. Y yo tengo un volumen de conciliación; no sé hacer negocio de una rendición... Soy libre. Hoy creo en el amor lo intangible: hay algo que me late inconfundible. Y si esta noche vuelvo cambiado, ¿tu duelo y el mío será un solo río o cada uno se irá por su lado? ¿No será Juno quien llueve el manzano? Ya sólo espera que llegue el gusano: rutinas del humano.
13.
Si todavía un día a la semana tienes ganas de escalar, trepar a mi ventana, ¿cómo es la línea que hace de tu vida un melodrama? ¿Por qué respondes cuando no me llaman? ¿Dónde te escondes cuando estoy en llamas? Vaya... Por cómo brilla es un sol Maya; soldados a la orilla de mi playa y no es el día de pensar en lo que falla, hablar de lo que hubo, caliéntame las nubes que ahora subo. Si en su voz hay un grano de arroz, me llena el cubo. No quedan pájaros en Oz, se canceló el desayuno. Llegaste en un momento inoportuno, ayuno como el de tus labios no probé ninguno. Me decía «para, para» y ya me parecía que asomaba el sol pero no amanecía. Un farol me dijo que sabías más de amor que de pedagogía... Me quedas tú, me queda el mar, amor. Me queda volver a empezar. Es la misma sensación en distinta ciudad, cuando te escribo otra canción o me cierran otro bar. Estoy buscando el color a días grises, negociando bises, intentando recordar por qué te quise... Quizás si me entendiese seríamos felices, cuando me quiera querer que me avise. Hoy todo lo que tengo es el sabor del dolor, de los recuerdos de otro tiempo en el que todo iba mejor. Los años pasan y aunque lentos, ya no sé qué quiero, ya no sé quién soy; no sé si me quedo o me voy... Me servirá para conocerme, para conocerte o para olvidarte, yo que huyo del dolor al arte. Yo quiero estar como al principio ahora que quieres irte; yo cuando te quieres quedar pongo puntos y aparte. Ya no sé si ha sido mi culpa o sólo es mala suerte, no sé si esperar al destino o salir a buscarte, ¡me asusta tanto conocerme verdaderamente! No sé cómo sería yo si estuvieses delante... Ya tuve bastante. Son gajes del oficio, nena. Te faltan caminos, me sobran cadenas. Hoy hazme sufrir como si me quisieras o espera en el andén como si te importara... Sé que suplicar no merece la pena, que el tiempo está pasando lo veo en mi cara. Demasiado normal para esta vida rara, demasiado dolor, demasiados problemas. Ahora que rezar no merece la pena, hay pensamientos rotos en mentes con taras. Guarda esta canción para cuando me duela. Guarda esta canción para cuando me vaya. Yo conozco un camino que lleva a tu ombligo, está lleno de flores y campos de trigo. Apareces al final desnuda con tu abrigo, me dices que eres tú sólo estando conmigo. Yo que sólo me callo las cosas que digo, te regalo el premio, me quedo el castigo de quedarme el recuerdo y dejarte el olvido de todo lo que quiero y lo que nunca he sido. No estoy enfadado, no estoy deprimido. No estoy de tu lado, tampoco del mío. Debo estar helado por culpa del frío, o algo colocado y por eso me río. El pan está duro, el pescado vendido. Se hace complicado que tenga sentido. No queda silencio para tanto ruido. Te llevas la pelota y se acaba el part

about

Un año después de su presentación conjunta con el Maxi “El taller”, Vito & Acid Lemon presentan su primer disco largo.
Itinerarios (antología, poesía y desencanto) supone un viaje al amor mediante la metáfora de un recorrido en tren, en el que cada una de las canciones presenta un capítulo y paisaje.

credits

released December 20, 2016

Todas las letras escritas por David Rebollo excepto pista 4 por Marc Riera, pista 6 con Dídac Riol, pista 12 con Sergi Garcia y pista 13 con Jorge Barba.

Producido por Acid Lemon excepto pistas 6 y 13 con Ferran Pujol.
Arreglos por Pau Escutia y Acid Lemon. Scratches en pistas 2, 4 y 8 por Gordo del Funk. Guitarras en pistas 3, 4 y 12 por Pablo Calatrava. Guitarra en pista 5 por Steven Aydeen. Flauta travesera en pista 1 por Elisa Day.

Grabado y mezclado en El limonero por Acid Lemon. Masterizado en Hardly Brez por iLogike.

Barcelona, 2016.

license

all rights reserved

tags

about

Vito & Acid Lemon Barcelona, Spain

contact / help

Contact Vito & Acid Lemon

Streaming and
Download help

Report this album or account

If you like Vito & Acid Lemon, you may also like: